Alegre, extrovertido, soñador, exigente, romántico y capacitado. Así es Llorenç Gómez, aquel niño rubio de mirada viva y sonrisa incansable que hoy 3 de noviembre cumple 29 años. Un alma libre que, tras años de constancia, esfuerzo y trabajo, ha logrado estar en el lugar que siempre había soñado. Ha ido forjando su propio camino disfrutando de aquello que le gusta, amando a las personas que le importan, soñando en grande, y agradeciendo a la vida el poder despertar y respirar cada mañana.
En el colegio no fue un gran estudiante. Sus pensamientos solían divagar dentro de esa cabecita que se despistaba con facilidad y que a menudo dejaba poco espacio a la concentración, al sacrificio, y a la perseverancia. Aptitudes y actitudes que adquiriría en su madurez ante una necesidad incesante de absorber conocimientos y nuevas experiencias. Una inquietud que, muy probablemente, yacía embriagada por esas ansias incansables de jugar al fútbol.
Y es que él no necesitaba nada más que un balón para saciarse y sentirse realizado. Aquel deseo que comparten la mayoría de niños de querer ser futbolistas se multiplicaba infinitamente en su interior. Tanto, que dejaba de ser una mera ilusión para convertirse en una obviedad.
En las horas de recreo eran habituales las visitas al consultorio médico. No tenía ningún pudor al enfrentarse a los alumnos de los últimos cursos. Ni su baja estatura ni su corta edad le impedían plantarles cara. Las cicatrices en su cabeza son hoy el recuerdo de esa osadía que los profesores pasaban por alto cuando respondía a sus reprimendas con una gran sonrisa. La que todavía hoy, veinte años después, sigue concediéndole clemencia en muchas ocasiones.
Su romance con el fútbol playa empezó en el año 2009 a raíz de una lesión en la rodilla que lo obligó a colgar las botas, y lo animó a descalzarse y a descubrir todo un mundo en esta nueva modalidad que daría un giro de 180º a su vida. El paso a la profesionalidad lo dio en 2011 con su primera convocatoria con la Selección Española Absoluta, su primer fichaje internacional llegó en 2013 con el ASD Terracina, y la primera liga extranjera la disputó en 2014 con el Al Wasl Club de Dubai.
Hasta el momento, ha paseado su nombre por un total de 39 países, ha disputado las ligas española, rusa, japonesa, georgiana, polaca, argentina, uruguaya, emiratí, turca, suiza, italiana, portuguesa, carioca y húngara, y su palmarés cuenta con 38 títulos colectivos y 44 individuales. En 2018 fue nombrado Mejor Jugador del Mundo por la Beach Soccer World Wide y uno de los integrantes del Quinteto Ideal.
SU LEGADO
Llorenç Gómez pasará a la historia por dejar huella en este deporte. Su aparición ha significado un antes y un después para el fútbol playa. Fue uno de los valientes que se atrevió a coger la maleta y salir de su zona de confort para dar el salto internacional más allá de la temporada de verano, y empezó a viajar por todo el mundo. Un camino que muchos han seguido, y que ha marcado un punto de inflexión que ha redefinido y ha dado una nueva forma a este deporte, cada vez más profesionalizado.
Ha desafiado clichés y toda lógica y ha dado vida a un deporte minoritario que cada vez cuenta con un mayor número de adeptos y de repercusión, social y mediática, y que crece a pasos agigantados.
Este doble legado marca un camino ascendente que, sin lugar a duda, tomarán sus herederos.
EL MAGO DE LA ARENA
Llorenç Gómez ha brillado con luz propia desde el primer día. Su historia ha captado la atención de todo aquel que le rodea y ha infundido admiración y respeto. Su constante evolución parece no tener límites y, en tan solo nueve años de dedicación, se ha convertido en uno de los jugadores más completos del mundo.
Muchos le llaman “el mago de la arena”. Una magia que siempre le ha acompañado en sus celebraciones. Primero con su barita, y hoy en día con sus polvos mágicos. Unos festejos que van más allá de una mera representación, y que son la culminación de una gran demostración sobre el terreno de juego. Y es que cuando Llorenç pisa la arena, el espectáculo está asegurado.
La tranquilidad con la que desarrolla su juego, la seguridad de sus movimientos, y unas exquisitas cualidades técnicas, le dan el control en el campo y la admiración en la grada. Capaz de sorprender al público y al adversario con una bolea, una tijera, o cualquier otra acrobacia, y especialista en chilenas. La capacidad para generarlas, la velocidad en la ejecución, la elegancia para elevar y golpear la pelota de manera ambidiestra, y ese instante con el cuerpo suspendido en el aire, lo acaban conduciendo siempre a la gloria.
También tiene la pócima para leer y entender cualquier situación y hacerse con ella.
SENCILLEZ, CERCANÍA, NATURALIDAD Y HUMILDAD
Su extroversión y, para algunos, su extravagancia, han marcado una personalidad única, alejada de estereotipos y representaciones. Simplemente dejando fluir su forma de ser con sencillez, cercanía, naturalidad y humildad.
Su alegría es contagiosa, dentro y fuera de la arena, y su sonrisa emana una clara intención: disfrutar y hacer disfrutar.
Está convencido que “el futuro está por escribir”, pero es consciente que esta bonita historia puede poner su punto final en cualquier momento. Por eso tiene bien claro que hay que aprovechar cada oportunidad que nos brinda el camino, porque, tal y como proclama, #cadadiadevidaesunregalo. Un leitmotiv que se ha extendido como la pólvora y que se ha convertido en un referente en las redes sociales. Son muchísimas las personas que siguen cada detalle y que buscan contaminarse de su optimismo.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
En su travesía por el mundo, Torredembarra es su destino preferido. Aterrizar en casa, coger su furgoneta clásica VW T3 o su autocaravana y amanecer en la playa, su playa. Un entrenamiento mental tan importante como sus sesiones físicas.
Y es que, ante tanto esplendor, se escode la otra cara de la moneda. Una vida ligada a constantes sacrificios, y marcada por la dedicación, el compromiso y la convicción.
Llorenç necesita hacer borrón y cuenta nueva después de cada aventura. Un cuidadoso y concienzudo ejercicio de introspección, fundamental para mantenerse en la cima.
La dificultad que supone lograr estabilidad en el fútbol playa hace que su día a día se traduzca en constantes cambios en tan solo cuestión de horas. Nuevas caras, nuevas culturas, nuevas dinámicas, y nuevos lugares en los que siempre le acompaña su libreta. Una especie de diario personal en el que plasma cada uno de sus logros y de sus fracasos para extraer la parte positiva y negativa de cada experiencia y emerger todavía con más fuerza en el siguiente reto.
Dejar a los suyos al emprender cada viaje tampoco es tarea fácil. Una vertiente muy importante en su crecimiento personal y profesional que siempre reconoce como parte de su éxito.