JOAQUÍN ALONSO The Legend
Elegancia y profesionalidad en estado puro. Una persona muy cercana y fiel a los suyos y un icono del deporte que ha marcado una época y que permanecerá para la historia.
Joaquín Alonso es el futbolista que más ha vestido la camiseta del Sporting de Gijón en partidos oficiales. 644 encuentros en los que consiguió un ascenso a Primera en la temporada 1976-77, un subcampeonato de Liga en la 1978-79, y dos finales de Copa del Rey, en 1981 y 1982. También disputó en seis ocasiones la Copa de la UEFA. Formó parte de la Selección Española Absoluta en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y en el Mundial de 1982. Colgó las botas en 1992 y pocos años más tarde dio el salto a la arena.
Es uno de los grandes impulsores del fútbol playa en España gracias a su constante dedicación e implicación y a una amplia trayectoria profesional a sus espaldas. Más de 20 años de trabajo y de dedicación, primero como jugador y luego como técnico, que han contribuido notablemente en el crecimiento, la consolidación y la profesionalización de la modalidad y que lo han convertido en una de las grandes leyendas de este deporte.
En 2019 asumió el cargo de Responsable de Relaciones Institucionales del Sporting, que sigue ostentando a día de hoy.
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¿Cómo recibiste el galardón de los Enzo10 Awards?
Pues con mucha ilusión por la procedencia del reconocimiento.
¿Quién es Joaquín Alonso?
Una persona que lleva vinculada toda su vida al mundo del deporte, en las especialidades de fútbol 11 y fútbol playa. Empezando a nivel profesional con 20 años en el Sporting de Gijón y descubriendo más tarde el fútbol playa, donde estuve durante 23 años disfrutando muchísimo. Ahora de nuevo, desde hace tres años, en el fútbol profesional con el Sporting de Gijón, como relaciones institucionales del club.
Los Enzo10 Awards reconocen valores. ¿Qué valores te definen?
Es difícil definirse a uno mismo, pero intento ser honesto y leal con las situaciones y las personas, disfrutar en cada momento de lo que tengo y de lo que hago y con total compromiso. El espíritu de sacrificio para seguir entrenando dicen que es uno de mis sellos de identidad que, a pesar de seguir cumpliendo años, intento seguir manteniéndolo.
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¿De dónde viene tu entusiasmo por el fútbol?
De niño mi padre me lo inculco. Había sido jugador en un equipo de Oviedo, El Real Cardín, y le apasionaba el fútbol y ese entusiasmo me lo supo trasmitir. Y, por supuesto, de toda una vida dedicado a ello.
¿Te imaginabas cuando eras un niño durante esas tardes en El Molinón que te convertirías en uno de los protagonistas?
Siempre sueñas con estar ahí algún día, pero hay que dejar que las cosas fluyan y trabajar para que sea así. En mi caso ese sueño se cumplió con creces.
No fue hasta los 16 años, por eso, que no vestiste por primera vez su camiseta.
Eso fue en un equipo de Oviedo, el Astur, donde me hicieron una prueba con 16 años y me ficharon. Hasta ese momento, mis padres no me dejaban jugar federado porque las notas en el bachillerato no eran todo lo buenas que debían. En cuanto esto mejoró, ya pude jugar.
Dos años en el Astur y para el Sporting, con 18 años. Primero me cedieron al Gijón Industrial, la temporada 1974-75, aunque iba a entrenar un día a la semana con el filial. La campaña 1975-76 pasé al Deportivo Gijón ,el filial en 3ª División, equivalente a lo que hace dos temporadas era Segunda B, y salté al primer equipo la temporada 1976-77, debutando con 20 años.
A lo largo de todos estos años has demostrado que es posible ser profundamente gijonés aun habiendo nacido en Oviedo. Mi madre y su familia son todos de Gijón.
Mis abuelos, de Cimadevilla, uno de los barrios más típicos de la ciudad. Mis padres se casaron en Gijón, pero el trabajo y la vivienda estaba en Oviedo, y ahí nací, pero ese arraigo por Gijón siempre estuvo presente desde niño y después se multiplicó con el Sporting.
¿Cómo recuerdas tus inicios en la banda derecha?
Pues con un aprendizaje constante. En el filial jugaba en una posición más centrada y cuando pasé al primer equipo, Miera me puso en esa posición de interior con mucho recorrido por banda. Me ayudaba mi condición física y en ese puesto conseguí ser internacional con España.
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Eres el hombre que más veces ha vestido la camiseta del Sporting de Gijón en Primera División.
¿Se lo debes todo al equipo asturiano? Para mí el Sporting lo significa todo, me siento orgulloso de pertenecer a este club y por supuesto que me dio muchísimas cosas y satisfacciones.
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¿Hacen falta jugadores fieles a su club como tú lo fuiste, convirtiéndote en toda una institución dentro de la entidad?
Ahora después de la Ley Bosman, donde cambiaron las relaciones de los contratos profesionales en el fútbol, es más difícil permanecer en un club sin cambiar a otro, por la influencia del mercado. Pero yo me siento muy orgulloso de solo haber permanecido profesionalmente en el Sporting de Gijón y de lo que he conseguido con mi club.
Hace unos días se cumplían 43 años de tu debut con la Selección Española Absoluta. ¿Recuerdas aquel amistoso ante Dinamarca?
Jugar en la Selección es la guinda de cualquier profesional, por eso ese partido en Cádiz ante Dinamarca significó algo muy importante en mi carrera deportiva. Allí compartí medio campo con mi compañero del Sporting, Mesa, y con Vicente del Bosque, un gran recuerdo, y fue el principio de una etapa después muy gratificante para mí en el equipo nacional.
Con el combinado nacional, llegaste a competir en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y en el Mundial del 1982. ¿Cómo se consigue llegar y mantenerse en lo más alto? ¿Cuál es el secreto?
Lo primero que te guste lo que y haces, disfrutar con tu trabajo, porque el fútbol a una edad muy temprana te da mucho, pero también es muy exigente y sacrificado.
Tener un entorno familiar que te ayude en tu profesión, porque para tu evolución es fundamental que en el proceso la familia sea siempre algo positivo.
Y suerte con las lesiones y creer y desarrollar tus capacidades aprendiendo constantemente.
Pero tu estreno internacional no llegó con la Selección, sino con el Sporting en la Copa de la UEFA.
Teníamos muy buen equipo. Después de una temporada en Segunda División, que fue en la que yo debuté, la 1976-77, en la siguiente en Primera División ya conseguimos meternos en competición europea.
En total fueron 6 temporadas jugando la Copa de la UEFA en las 15 que jugué en Primera División.
¿Tiene éxito quien mejor se adapta a las circunstancias?
Hay que adaptarse siempre y pensar en positivo.
El componente emocional en el deporte es fundamental para ir creciendo y consiguiendo objetivos.
Colgaste las botas el 20 de junio de 1992, después del partido en el Santiago Bernabéu, en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey. ¿Un momento complicado para ti?
Siempre es difícil acabar algo de lo que llevas mucho tiempo disfrutando. En el deporte, hay que estar mentalizado de que de la misma manera que eres precoz en conseguir cosas, que a tus amigos o su entorno a nivel laboral les llega más tarde, hay que estar preparado para el momento en el cual tienes que cambiar de profesión. En ese sentido, el fútbol es una profesión dura, pero yo ya estaba mentalizado para realizar otros proyectos laborales relacionados con el deporte y que pensaba que me iban a ayudar también en ese proceso.
Cuatro años más tarde, fue Lobo Carrasco quien te convenció para debutar en la arena. De ahí surgió tu romance con el fútbol playa.
Así fue, de casualidad. El Lobo me llama para jugar un torneo en Playa de San Juan de Alicante, yo pensaba que se jugaría en arena dura como hacíamos en Gijón, y me encuentro con algo totalmente distinto. Exigente en el aspecto físico y técnico, pero que me enamoró desde el primer momento. Presumo de ser el que marcó el primer gol en aquel primer partido contra USA, allí compartí alineación no solo con Carrasco, sino también con Juan Estella, Miguel Ángel Ruiz, Gordillo y Abel Resino, entre otros, y fue un disfrute.
¿Una historia de amor plácida o tortuosa? Porque sabemos que todos los inicios son complicados…
Para nada porque Esedos Octagon, que fueron los que iniciaron este proyecto, con Joan Cusco y Santi Soler a la cabeza, nos trataban fenomenal.
Y también ocurría que, como contrarios, había exjugadores con los que ya habíamos competido cuando éramos profesionales, como por ejemplo Gentile de Italia, Junior de Brasil -que fue uno de los desarrolladores del fútbol playa desde el año 1991-, Eric Cantona de Francia… Y los lugares donde se jugaba, incluso sin tener playa, eran de ensueño: Mónaco, París, Roma, Madrid, Copacabana… y podíamos viajar con nuestras mujeres por lo que era imposible no enamorarse de esta especialidad y de sus torneos.
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En el año 2002 iniciaste tu nueva etapa como seleccionador español de fútbol playa. ¿Qué te movió a dar ese paso hacia adelante?
Como me paso en el fútbol 11, llega un momento en el que el físico, los contrarios y el propio entorno va pidiendo dar otros pasos para seguir creciendo.
Ya estaban apareciendo grandes jugadores jóvenes en todas las selecciones, en la nuestra destacaban Amarelle, Nico y Roberto, por ejemplo, o Madjer en Portugal, y se me plantea la posibilidad de seguir como entrenador. No dudé para nada en dar ese paso y así durante otros 17 años.
También decidiste afeitarte el bigote.
Marina mi mujer manda mucho, y por sugerencia de ella me lo quite en el 2003. La que manda, manda.
Si tuvieras que escoger tres momentos de esta etapa como seleccionador, ¿con cuáles te quedarías?
El debut en la Playa de San Juan en 1996, el Subcampeonato del Mundo en Tahití en 2013 y todo lo acontecido en el 2019 antes de mi retirada, fue un año buenísimo en resultados.
Sumándole el homenaje que se me hizo en la RFEF el 9 de marzo del 2020, donde estaban representados todos lo más cercanos para mí en el fútbol playa. Pasado, presente y futuro.
A Llorenç Gómez lo convocaste por primera vez en 2011. ¿Qué viste en él?
Lo tenía todo para triunfar como jugador. Juventud, calidad técnica, físico, muchísima ilusión para aprender y crecer, y capté enseguida esa personalidad especial y lo buena persona y compañero que también seria. Con toda esa disposición era imposible que no llegase a ser un referente en el fútbol playa.
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En 2019 cerraste tu etapa en la arena y asumiste el cargo de Responsable de Relaciones Institucionales del Sporting. ¿Cómo viviste el cambio después de 17 años en el cargo?
El Sporting llevaba un tiempo ofreciéndome la posibilidad de volver a incorporarme de nuevo al club. Después de pensármelo y también consensuarlo con mi familia, llegué a la conclusión, aun encontrándome fenomenal trabajando en la RFEF, de que era el momento de hacerlo.
Eres leyenda del fútbol playa y leyenda viva del club de tu vida ¿Qué balance haces de estos tres años en Asturias?
Estoy muy contento en el club y con el trabajo que desarrollo en el mismo, a pesar de ese periodo que todos pasamos de dificultades por la pandemia, que nos lastró la posibilidad de desarrollar determinados proyectos. Pero ahora ya estamos disfrutando de un trabajo intenso pero muy ilusionante, en un equipo y una afición que miran al futuro cercano con unas ganas tremendas de devolverlo de nuevo a la élite del fútbol profesional.
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Dejas el fútbol campo para saltar a la arena y años más tarde te calzas de nuevo para volver al césped. ¿Con qué faceta te quedas?
Con las dos. Son diferentes, pero el que ahora esté en el Sporting no quiere decir que no siga de cerca el fútbol playa.
Estoy al día de todos los campeonatos, de las cosas que pasan. Para mí sería imposible no hacerlo.
Toda una vida dedicada al deporte, pero también a la familia. ¿Cómo has compaginado y compaginas ambas cosas?
Pues poniendo todos un poco de nuestra parte. Marina en ese aspecto es una compañera increíble, ya que sabe con lo que disfruto y me permite vivirlo con toda intensidad. Eso me ayuda a ser muy feliz.
Conocemos a Joaquín Alonso deportista y dirigente. ¿Cómo es Joaquín Alonso marido, padre, amigo…?
Intento ser amigo de mis amigos y con lealtad a mis principios de vida. Ser una persona fiable.
¿Alguna circunstancia que haya significado un punto de inflexión en tu camino?
El camino se hace al andar. Puntos de inflexión son cada día, unos más relevantes que otros, pero todos importantes.
¿Hoy cambiarías algo en tu vida?
Siempre hay cosas que te gustarían que no hubiesen ocurrido o quizás haberlas hecho mejor. Cuando tomas decisiones en la vida, lo haces pensando que en ese momento es lo que corresponde, aunque el tiempo después te demuestre que te habías equivocado.
Así es la vida, se construye con errores y aciertos. Yo sí puedo estar contento de haber acertado muchas veces. En general me siento muy satisfecho.
¿Algún sueño o reto todavía por cumplir?
Seguir disfrutando del deporte por muchos años y ver al Sporting en Primera División muy pronto…y, si me apuras, en competición europea de nuevo manteniéndome partícipe del proyecto.
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