SAVE THE CHILDREN, Social Commitment
Celia Zafra, responsable de Comunicación de Save the Children
Save the Children es una organización sin ánimo de lucro en defensa de la infancia. Su objetivo fundamental es el amparo activo de los intereses de los niños y las niñas y, particularmente, de los más vulnerables y desfavorecidos.
Cuenta con más de 100 años de historia y está presente en más de 115 países de todo el mundo en los que desarrolla programas relacionados con la salud infantil, la nutrición, la atención en emergencias, la violencia, la calidad educativa, la gobernabilidad en derechos de la niñez, la trata o la explotación laboral infantil, entre otros.
En España, empezó a trabajar hace más de 30 años y hoy atiende diariamente a más de 5.000 niños, niñas y sus familias a través de programas que buscan romper el círculo de transmisión de la pobreza de padres a hijos a través de la educación para lograr que todos los niños y niñas, cada día, alcancen su máximo potencial.
Hablamos con Celia Zafra, responsable de Comunicación de Save the Children.

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¿Cómo recibió el galardón de los Enzo10 Awards?
Con mucha ilusión, llevamos más de cien años trabajando por los derechos de la infancia y la adolescencia en todo el mundo y, con ello, teniendo que vivir situaciones de extremada dureza. Reconocimientos como el Enzo10 nos ayudan a sentir ese aliento tan necesario para seguir trabajando, para no rendirnos.
¿Quién es y qué pretende la organización Save the Children?
Save the Children es la organización independiente líder en la defensa de los derechos de la infancia en todo el mundo. Trabaja en más de 115 países salvando vidas, proporcionando seguridad y protección a los niños y las niñas y defendiendo sus derechos en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas. En España trabajamos desde hace más de 30 años buscando mejoras a largo plazo en la situación de la infancia y atendiendo a los niños y niñas más vulnerables, como aquellos que viven en la pobreza o la exclusión social o sufren violencia.
Los Enzo10 Awards reconocen valores. ¿Qué valores le definen?
Tengo un profundo anhelo de justicia. Las injusticias me hieren profundamente. También la mofa y el escarnio hacia los más débiles se me hacen insoportables. Me siento además definida por un sentido profundo de la comunidad, en el sentido de que más vale llegar tarde y juntos que solos y a tiempo. Aunque no lo parezca, el mundo avanza mucho más gracias a la cooperación que a la competición.

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A nivel legislativo, ¿son suficientes los reglamentos vigentes en materia de protección a la infancia?
Durante los últimos años, se ha avanzado mucho, especialmente en nuestro país. La aprobación de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) en la primavera del 2021 fue un hito; una ley pionera a nivel mundial en cuya tramitación nos volcamos. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer: queda que se desarrollen partes claves de la misma, como la especialización de juzgados.
Por otra parte, la infancia migrante y refugiada sigue viviendo situaciones límite; es urgente la aprobación de un pacto europeo que garantice su protección. Y las cifras de pobreza infantil son escalofriantes, las más altas de la UE, sólo por detrás de Rumanía. Abordarlo ha de ser una prioridad de toda la clase política.
¿Existe consenso a nivel político?
Existe un reconocimiento sobre la gravedad de la situación, pero donde hay más debate es en cómo abordar las soluciones para efectivamente reducir esas vergonzosas cifras. Nuestro trabajo pasa por persuadir, por convencer a todos los partidos de que los derechos y las necesidades de la infancia deben ser prioritarias y que su solución pasa por un acuerdo entre todas las partes. Esta debe ser una causa común, una causa de Estado.
Es evidente también la importancia que tiene la transformación social y la concienciación ciudadana en la lucha contra estas desigualdades. ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros al respecto?
En España hay más de ocho millones de personas que aún no tienen derecho a voto, pero a los que no podemos ignorar: son los niños, niñas y adolescentes. Por eso, desde Save the Children hacemos todo lo posible para que no se olviden las necesidades de quienes no votan, pero sufren los efectos de las políticas que adoptan los gobiernos. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de que cuando votamos, lo hagamos pensando también en las necesidades de la infancia y la adolescencia para garantizarles la igualdad de oportunidades y blindar sus derechos.
Pero no sólo es importante tener presente a la infancia en momentos tan concretos como los periodos electorales, en el día a día es fundamental poner a los niños y a las niñas en el centro de nuestras preocupaciones, por eso lanzamos continuamente campañas de comunicación e incidencia política y pedimos el apoyo activo de la ciudadanía.
¿Y el sector público y privado?
En Save the Children tenemos gran experiencia colaborando con ambos sectores. Somos conscientes de que de forma aislada no conseguiremos los cambios que perseguimos, por eso apostamos siempre por un enfoque de alianzas, tanto con el sector público como con el privado. Cada administración o empresa ha de ser consciente de su poder transformador porque, grande o pequeño, puede llegar a ser fundamental para cambiar, e incluso salvar, la vida de niños y niñas.
¿Cuáles son los principales indicadores de riesgo y cómo podemos actuar ante ellos?
Uno de cada seis niños y niñas en el mundo crece en un lugar en guerra, es decir, casi 450 millones. Muchos viven en alguna de las peores zonas de conflicto en el mundo ahora mismo: Afganistán, Etiopía, Yemen, Ucrania o Sudán. Están expuestos a los peores horrores, y cargarán con las consecuencias toda la vida.
Son nuestra prioridad, dado que sufren la violencia, la pobreza, la falta de acceso a la educación y el desplazamiento forzado en grados superlativos. Abordamos todas esas esferas para reducir al máximo los riesgos para su vida.
El coronavirus tuvo un impacto devastador en la infancia y la adolescencia. ¿Qué medidas se tomaron para superar el impacto negativo de la pandemia?

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Estábamos acostumbrados a responder a emergencias derivadas de conflictos o de catástrofes naturales, pero la del coronavirus fue la primera que nos afectó también en Europa. Fue todo un reto que nos llevó, en el caso español, a poner en marcha la campaña “A tu lado”. Toda la organización se volcó en dar respuesta a las necesidades económicas y educativas de las familias más vulnerables. Para ello, pusimos a disposición de familias en riesgo de exclusión social dinero en efectivo para bienes de primera necesidad, y distribuimos dispositivos informáticos para que los niños y niñas pudieran continuar con su aprendizaje de forma online, entre otras acciones.
¿Nos hemos recuperado ya de esta situación generada por la emergencia sanitaria?
Los efectos son duraderos y afectan de manera muy dispar a cada país. En cuanto a la educación, los países más empobrecidos se han visto especialmente golpeados y la vuelta a las clases se ha retrasado en numerosos lugares. El impacto de esa pérdida es incalculable y la vuelta a la normalidad para millones de niños y niñas quizá ya no pueda darse. Además, la suma de las “3 C”, Covid, cambio climático y conflictos, están perturbando la educación de 222 millones de niños, niñas y adolescentes en edad escolar en todo el mundo. Esa misma combinación ha hecho aumentar drásticamente las cifras de pobreza y de hambre globalmente.
La segregación en las aulas y la infancia migrante y refugiada es otro de los grandes problemas actuales. ¿Cuál es el desafío de país que tenemos en estos ámbitos?
La segregación escolar socioeconómica es uno de los principales problemas del sistema educativo español. Se produce cuando hay una distribución desigual en centros escolares de los niños y niñas que pertenecen a las familias con menos recursos. Esto puede provocar una alta concentración de alumnado vulnerable en determinados centros. Un sistema educativo que segrega, o no inclusivo, limita las posibilidades de desarrollo de la infancia, sobre todo de la más vulnerable. Aquellos países que tienen mejores sistemas educativos son aquellos que apuestan no solo por la calidad y la excelencia educativa, sino por la equidad. En España el índice de segregación ha aumentado en los últimos 10 años. Esto ha provocado el incremento de las llamadas “escuelas gueto” donde se concentra un número elevado de alumnado que vive en situación socioeconómica desfavorable.
¿Y en el de la violencia contra la infancia?
El abuso sexual o el acoso escolar y el ciberacoso son solo algunas de las principales manifestaciones de violencia hacia la infancia. Es urgente proteger a los niños y niñas a través de la prevención y la sensibilización e instaurar mecanismos de denuncia y medidas centradas en reparar los daños ocasionados. En la adolescencia también se dan cada vez más casos de violencia de género. El machismo, la falta de una educación afectivo-sexual desde edades tempranas o el consumo precoz de pornografía -que provoca una imagen distorsionada de las relaciones sexuales- son algunos de los retos a abordar con urgencia. En general, pedimos el desarrollo urgente de las medidas que contempla la LOPIVI. Una ley tan potente como esta no puede quedarse en un cajón; así no protegerá de manera efectiva a los niños y niñas frente a la violencia.
A nivel internacional, Save the Children trabaja en proyectos de cooperación al desarrollo y de ayuda humanitaria. En el caso de los niños y niñas que nacen en circunstancias de conflicto armado, ¿cuál es vuestro papel?
Salvar el mayor número de vidas que sea posible, así de duro, pero así de real. Cuando se produce una emergencia, los niños y las niñas son el colectivo más vulnerable, por eso somos siempre los primeros en llegar y los últimos en marcharnos. Además, con nuestros programas conseguimos cambios duraderos en la vida de millones de niños y niñas, incluso en aquellos a los que cuesta más llegar. En 2022, los programas internacionales de Save the Children mejoraron directamente la vida de más de 87 millones de personas, de los que 48,8 millones fueron niños y niñas. La zona del mundo donde más impacto tuvimos fue Asia (con más de 32,4 millones de personas alcanzadas), seguida de África del Este y del Sur (24,4 millones de personas) y África Central y del Oeste (16,7 millones).

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Sobrecoge pensar en los millones de niños y niñas que viven en una situación de pobreza severa y que les espera un futuro incierto. ¿Cómo romper este círculo hereditario?
Mucha gente piensa que la pobreza es algo inevitable, que siempre existirán millones de personas que vivan en esa situación. Pero no es cierto. No podemos asumir como normales estas situaciones, y desde Save the Children no lo hacemos.
Nuestra ayuda en emergencias salva vidas, pero las causas estructurales de la pobreza han de ser abordadas con políticas públicas. Nuestro trabajo de incidencia social y política va en esa dirección.
¿Sigue invisibilizada la pobreza infantil?
Sin duda, a pesar de que ninguno tendríamos que ir muy lejos para verla, pero vivimos mejor ignorándola.
Según los últimos datos disponibles, referidos a 2022, un 27,8% de los menores de 18 años en España está en situación de pobreza, 1,1 puntos porcentuales por debajo de 2021, cuando se situó en el 28,9%. En total, el número de niños y niñas en situación de pobreza en 2022 se elevó a más de 2.253.124. Y, además, la pobreza infantil sigue superando a la pobreza general. Son datos, están ahí, y nuestro trabajo está en visibilizarlo para cambiarlo, sólo así podrá atajarse el problema.
¿Cuáles son los principales proyectos en los que están trabajando en España?
En España trabajamos desde hace más de 30 años con programas de atención a la infancia más vulnerable. Proporcionamos una atención integral a los niños, niñas y sus familias para que la situación económica o de exclusión social en la que viven no les impida disfrutar plenamente de sus derechos. 21.874 niños y niñas que sufrieron alguna de estas dificultades fueron apoyados por Save the
Children en 2022.
Actualmente contamos con cinco espacios propios (Barakaldo, Illescas, Leganés, Madrid y Sevilla) diseñados para desarrollar programas innovadores para la infancia más desfavorecida. Todos acogen proyectos y actividades englobadas dentro de las diferentes áreas temáticas de la organización: educación, protección frente a la violencia y pobreza infantil. Nuestro trabajo directo se centra en Andalucía, Catalunya, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunitat Valenciana, Euskadi, Canarias y en la ciudad de Melilla.
La evolución de la sociedad es constante. ¿Cuáles son los nuevos retos de futuro inmediato a los que deberemos hacer frente?
El cambio climático y los conflictos armados siguen siendo los principales retos a nivel global para la infancia. Provocan millones de víctimas cada año, acabando con la vida o hiriendo a niños y niñas. A su vez, originan desplazamientos forzados, en los que, a su vez, se producen graves violaciones de derechos. Y de fondo, la pobreza y el hambre, con cifras que no se veían desde los años 80: 45 millones de niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición aguda. Atajar el impacto en la infancia y la adolescencia de esas amenazas sigue siendo nuestra razón de ser.
¿Considera que sería interesante dar más voz e influencia a los más pequeños para hacer valer sus derechos?
En la Convención sobre los Derechos del Niño, la participación infantil es un derecho y uno de los cuatro principios fundamentales. Sin embargo, es común que esto se olvide, incluso –y aquí una autocrítica– en el trabajo tradicional que organizaciones en defensa de la infancia venimos haciendo. Sin embargo, llevamos años impulsando que la voz de niños, niñas y adolescentes se escuche en todas las esferas de su vida; se escuche y se tenga en cuenta porque tienen derecho a decidir en lo que les afecte, a estar informados, a recibir una respuesta razonada cuando sus propuestas no puedan tener cabida… Sus puntos de vista tienen un valor que las personas adultas no podemos permitirnos despreciar.
Nos gusta acabar nuestras entrevistas preguntando por algún sueño o reto todavía por cumplir.
Queremos seguir creciendo para poder ayudar al mayor número de niños y niñas posible. No llegamos a todos los lugares donde nos gustaría estar, pero no siempre tenemos los recursos suficientes para ello. Por ejemplo, no hemos podido ayudar directamente a las víctimas del terremoto de Marruecos o a las de las inundaciones en Libia al no tener presencia estable en estos países. En el terremoto que asoló Turquía y Siria a principios de 2023 salvamos el futuro de miles de niños, niñas y de sus familiares, y queremos seguir haciéndolo en cualquier contexto en el que se nos necesite. Por eso animamos a todas las personas que lean esta entrevista a que confíen en nuestra misión y se sumen a Save the Children para que ningún niño o niña se quede atrás.